jueves, 28 de agosto de 2008
Hijos de un pastor pentecostal, empezaron cantando en iglesias y ahora son la banda juvenil número uno de los Estados Unidos. Son la antítesis de la rebeldía. Disney los ama.
El nuevo invento-torbellino de la maquinaria musical estadounidense está sostenido en una vieja fórmula: hermanitos unidos al micrófono. Fenómeno comparable y semejante al de los Hanson —ese trío de rubiecitos que a fines de los '90 enloquecía a adolescentes con sus temas pop—, los Jonas Brothers ya cantaron en la Casa Blanca, fueron homenajeados con figuras de cera en el museo de Washington, sacudieron el esqueleto en Dancing with the Stars (el Bailando por un sueño de allá), editaron tres discos, protagonizaron una película (Camp Rock), integran el ranking de los diez discos más vendidos en su país y preparan una sitcom. Todo, en apenas tres años.
Vecinos de Nueva Jersey, la fórmula de Kevin (20 años), Joe (19) y Nick (15) no hace anclaje en la rebeldía adolescente sino en la candidez, en el discurso de jóvenes "limpios" criados bajo el ala de un padre pastor pentecostal. De look tranquilo, no ostentan tatuajes ni melenas de colores, sino que hacen bandera de la simpleza a la hora de vestirse: traje y corbata o simplemente jeans y remeras. Eso, más letras aptas para todo público, los transformaron en los chicos buenos del momento.
Sus temas se convirtieron en banda sonora recurrente de Disney Channel y llegaron hasta la Casa Blanca, invitados por el gobierno estadounidense, para asistir a una conferencia y grabar un anuncio con fines benéficos. En el lugar, dejaron como souvenir su firma estampada en la pared de la piscina interior, al ladito de la firma de Bono (U2). El semillero musical de los Jonas fue la iglesia. Cantaban en misa hasta que una publicidad los hizo aterrizar en otro terreno. ¿Pop? ¿Rock? Ellos dicen que ambas cosas: "Tenemos esperanza de rescatar al pop. Después de los shows siempre hay alguien que se nos acerca para decir, amigos esto sí que es rock".
El inicio de esta historia es reciente. En 2005 la discográfica Columbia records decidió hacerles un contrato después de escuchar Please Be Mine, tema compuesto e interpretado por los tres para un disco que preparaba Nick, el menor. Un visionario canceló la salida de aquel álbum solista porque vio en la famiglia unita un potencial boom. No se equivocó. Después de la amplia galería de hermanos que desfilaron por la música (Beach Boys, Jacksons Five, Oasis) había que encontrar nuevos pichones.
Como grupo, se llamaron Sons of Jonas (hijos de Jonas), pero al poco tiempo cambiaron el nombre. Ese mismo año del lanzamiento participaron en las giras de Kelly Clarkson, Jesse McCartney y Backstreet Boys y hasta de una campaña anti drogas.
Este mes, tuvieron su homenaje: en el museo de Madame Tussauds inauguraron sus propias figuras de cera en tamaño real, al igual que Los Beatles, por lo que "ya se elevaron a la categoría de estrellas", según la prensa local. Y aprovechando el gran momento (que no saben cuánto podrá durarles) ya tienen un proyecto de televisión entre manos: se viene la serie J.O.N.A.S, donde se interpretarán a sí mismos (jóvenes superestrellas de la música), pero con un costado de agentes secretos.
La gran pregunta de la crítica es si podrán mantenerse en la industria demasiado tiempo más o terminarán pareciéndose inevitablemente a los Hanson. El trío sabe que más que superarse en la venta de discos, la tarea más ardua será encontrarle la vuelta a la llegada de la madurez, que aniquila a la mayoría de las estrellitas juveniles. Aunque atención, ya tienen heredero: piensan lanzar al cuarto Jonas, su hermanito de siete años, quien ya cuenta con banda propia.
Vecinos de Nueva Jersey, la fórmula de Kevin (20 años), Joe (19) y Nick (15) no hace anclaje en la rebeldía adolescente sino en la candidez, en el discurso de jóvenes "limpios" criados bajo el ala de un padre pastor pentecostal. De look tranquilo, no ostentan tatuajes ni melenas de colores, sino que hacen bandera de la simpleza a la hora de vestirse: traje y corbata o simplemente jeans y remeras. Eso, más letras aptas para todo público, los transformaron en los chicos buenos del momento.
Sus temas se convirtieron en banda sonora recurrente de Disney Channel y llegaron hasta la Casa Blanca, invitados por el gobierno estadounidense, para asistir a una conferencia y grabar un anuncio con fines benéficos. En el lugar, dejaron como souvenir su firma estampada en la pared de la piscina interior, al ladito de la firma de Bono (U2). El semillero musical de los Jonas fue la iglesia. Cantaban en misa hasta que una publicidad los hizo aterrizar en otro terreno. ¿Pop? ¿Rock? Ellos dicen que ambas cosas: "Tenemos esperanza de rescatar al pop. Después de los shows siempre hay alguien que se nos acerca para decir, amigos esto sí que es rock".
El inicio de esta historia es reciente. En 2005 la discográfica Columbia records decidió hacerles un contrato después de escuchar Please Be Mine, tema compuesto e interpretado por los tres para un disco que preparaba Nick, el menor. Un visionario canceló la salida de aquel álbum solista porque vio en la famiglia unita un potencial boom. No se equivocó. Después de la amplia galería de hermanos que desfilaron por la música (Beach Boys, Jacksons Five, Oasis) había que encontrar nuevos pichones.
Como grupo, se llamaron Sons of Jonas (hijos de Jonas), pero al poco tiempo cambiaron el nombre. Ese mismo año del lanzamiento participaron en las giras de Kelly Clarkson, Jesse McCartney y Backstreet Boys y hasta de una campaña anti drogas.
Este mes, tuvieron su homenaje: en el museo de Madame Tussauds inauguraron sus propias figuras de cera en tamaño real, al igual que Los Beatles, por lo que "ya se elevaron a la categoría de estrellas", según la prensa local. Y aprovechando el gran momento (que no saben cuánto podrá durarles) ya tienen un proyecto de televisión entre manos: se viene la serie J.O.N.A.S, donde se interpretarán a sí mismos (jóvenes superestrellas de la música), pero con un costado de agentes secretos.
La gran pregunta de la crítica es si podrán mantenerse en la industria demasiado tiempo más o terminarán pareciéndose inevitablemente a los Hanson. El trío sabe que más que superarse en la venta de discos, la tarea más ardua será encontrarle la vuelta a la llegada de la madurez, que aniquila a la mayoría de las estrellitas juveniles. Aunque atención, ya tienen heredero: piensan lanzar al cuarto Jonas, su hermanito de siete años, quien ya cuenta con banda propia.
Creditos: Diario el Clarin
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